lunes, 29 de abril de 2013

Una ciudad en el que el cielo estaba gris





La portada de La ciudad de Armin Greder (Océano, 2012) nos sugiere una fiesta con músicos callejeros y, por qué no, un carnaval con gente bailando y oculta detrás de antifaces con vestimentas coloridas. Esa ciudad bulliciosa y colorida va a contrapelo de la ciudad que se narra en este texto.  
Otra vez, como cuando había reseñado La isla del mismo autor –libro que traje de Barcelona en el 2011-, adentrarnos en este relato de Greder es entrar en un universo donde los colores desaparecen y la paleta que predomina en las ilustraciones es el negro y los grises, en una estética que nos recuerda los ambientes tenebrosos y oscuros del expresionismo.



El relato se inicia como una historia de tiempos inmemoriales “Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano había una gran ciudad en la que el cielo siempre estaba gris y el invierno a veces duraba tres años” en la que vivía una mujer que había tenido un hijo y lo quería mucho. Este inicio despista al lector que imagina una historia como la de tantos cuentos tradicionales, aunque las ilustraciones ya preanuncien cierta oscuridad. El relato avanza y nos cuenta que hubo una guerra en la que el padre del niño murió y que la madre prometió proteger al niño de todos los males, por ello decidió dejar la ciudad y buscar un lugar “donde nada pudiera lastimarlo.”
La ciudad es una historia acerca de la relación entre madre e hijo,  la infancia, el crecimiento y el pasaje a la adultez, la finitud de la vida y la necesidad de enfrentar los miedos para salir adelante en la vida. Es también un relato de iniciación en el que un niño va creciendo y viviendo situaciones hasta llegar a ser adulto y poder tomar por sí mismo decisiones, más allá del destino marcado por su madre.
La ciudad es un libro álbum en el que la narración se configura a partir de, por un lado, imágenes en serie, en algunos casos como viñetas y, en otros, como repetición de una imagen con variaciones; y, por otro lado, el uso predominante de la doble página que habilita una narración fragmentada en breves escenas o bien focaliza un detalle como los cuervos en la escena que remite a la muerte o  la figura amenazante de un lobo que podemos pensarlo como el llamado de la especie. El color solo tiene lugar en la portada y cuando en la narración aparecen unos personajes que son de la ciudad, el resto del texto trabaja con la paleta fría con un predominio del negro y blanco.
La ciudad es un libro crudo y brutal que cuenta una historia universal sobre la vida y la muerte. Una historia perturbadora y que no deja indiferente al lector. Un relato para seguir debatiendo en torno de ciertos temas que aún se consideran tabú en la literatura para niños y niñas. 
Espero sus comentarios. 
Besos, 
Val 

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