domingo, 3 de junio de 2012

¿Quién no quisiera, alguna vez, esconderse en un rincón del mundo?



¿Cuántas veces por situaciones de la vida tenemos ganas de escondernos en un rincón del mundo y, aunque sea por un rato, no salir? ¿Cuántas veces situaciones difíciles que nos tocan vivir en el trabajo o en la vida nos llevan a desear ocultarnos en algún lugar donde nadie nos pueda encontrar? ¿Cuántas veces ese refugio maravilloso ante la adversidad lo encontramos entre las palabras de un libro? ¿Cuántas veces la literatura es el abrigo amoroso que buscamos cuando queremos escapar del dolor, la angustia, la decepción o la tristeza?


En este tiempo de silencio del blog, algunos libros sirvieron de refugio contra los avatares del trabajo y los desencuentros. Uno de ellos, llegó una tarde de viernes en una bolsa amarilla de la mano de una amiga, con la que compartimos el gusto por la literatura para niños y el amor por la enseñanza. Llegó de manera inesperada, luego de una larga charla de café después de mucho tiempo sin vernos. Cuando ya estábamos por despedirnos, estiró la mano y en ese gesto amoroso la bolsa amarilla se desplegó hacia mí y, luego, esa bolsa amarilla me deparó este regalo maravilloso. Un libro que vi el año pasado en una librería de Barcelona y que volví a ver, junto con mi amiga, en una librería del barrio de Palermo en diciembre del año pasado en la presentación de otro libro, de una querida escritora e ilustradora que es Didi Grau. Y, esa tarde de viernes, llegó a mis manos, como un regalo reparador. Esconderse en un rincón del mundo de Jimmy Liao (Bárbara Fiore Editora, 2010) era ese libro que se presentó ante mis ojos sorprendidos por la sorpresa del regalo inesperado.

Este libro cuenta la historia de una niña que tiene la sensación de que el mundo no funciona como ella espera y se esconde en un rincón. En ese territorio resguardado, esa niña encuentra acertijos, recuerdos, canciones, aventuras, sensaciones que necesitan de una persona atenta a esas nuevas vivencias que la alejan de ese mundo que no funciona como a veces, se espera. Como dice el narrador “Al llegar al rincón del mundo, por favor, guarda silencio. Desconecta por completo, olvídate del tiempo; comenzarás a descubrir este mundo extraño y conocido a la vez.” Es un mundo donde se puede leer hasta cansarse, “todo lo que está hecho se puede deshacer”, se puede jugar, “las flores de este lugar al brotar son de piedra, pero luego las piedras se convierten en flores”, la tristeza y la melancolía pueden desaparecer, se pueden ver los sueños y muchas cosas más.




El recorrido de esta niña que siente que no encaja en este mundo o que el mundo no funciona como ella esperaba es de alguna manera cada uno de nosotrxs como lectores que, como la niña, a medida que vamos leyendo, nos vamos metiendo en ese rincón del mundo donde nada es lo que parece, donde todo puede transformarse, donde podemos sanar y ser felices, donde la literatura nos lleva a universos inesperados y donde -cada vez que avanzamos las páginas- descubrimos en una doble página un rincón del mundo inimaginable e increíble. Un rincón del mundo lleno de colores, planos, texturas, perspectivas, estilos donde, a veces, el dibujo está hecho en crayón, otras veces sigue el estilo del cómic, en otras páginas es como entrar a una pintura impresionista, otras veces viajamos de la paleta de un niño a la paleta surrealista, hiperrealista, expresionista, naif y así...




Esconderse en un rincón del mundo es una aventura para descubrir una y otra vez, todas aquellas veces que sentimos, como la niña de la historia, que el mundo no funciona como nos gustaría que funcionara. Es una invitación, también, a leer con los sentidos atentos para descubrir los pequeños detalles que, como secretos, esconden las ilustraciones de este maravilloso libro. Esconderse en un rincón del mundo es un regalo inesperado que, aunque sea por un rato, es un refugio ante un mundo que no siempre es el que esperamos.

¿Cuáles son esos libros a los que volvemos una y otra vez para escondernos del mundo?

Besos,

Val

2 comentarios:

  1. Qué lindo relato, Vale! Y qué buen regalo recibiste!!!
    ¿Quién no se ha sentido así? ¿Quién no quiere en algún momento esconderse en ese rincón y no salir por un buen rato? Excelente idea la de encontrar salida en las palabras...
    Yo vuelvo muchas veces a La casa de Bernarda Alba, que lejos de ofrecerme paz y distracción, me muestra que siempre hay gente que está peor...ja! Fuera de broma, es un pantallazo de la condición humana que expresa lo dificil que son las relaciones y los vínculos, que encierra muchas de los motivos de angustia de la condición humana; que ayuda a pensar en lo que vale la pena y lo que no tiene sentido... Por otras razones suelo volver a Fragmento de un discurso amoroso, de Barthes.
    Te mando un abrazo, amiga... Nos leemos:>

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  2. Sí, el libro es una verdadera joya y, además, es un hermoso rincón para refugiarse.
    Gracias, Mati, por comentar tus rincones del mundo literarios! besos,
    Val

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