lunes, 25 de octubre de 2010

Otras infancias en tres cuentos

Sobre El enigma del barquero de Laura Devetach, publicado en Sudamericana, Colección Pan Flauta, 2007.


Historias, preguntas, descubrimientos, temores, deseos, imaginarios se cuecen en estas seis historias donde el mundo infantil y los modos de ver el mundo de los niños son los protagonistas. Seis historias que nos muestran, además, cómo Devetach conoce el mundo de los chicos y construye ficciones poniendo en juego un abanico de procedimientos literarios que se conjugan con las ilustraciones de María Rojas que juega, también, con las palabras para darles formas nuevas, en algunos casos rayanas con la poesía de vanguardia y, en otros casos, con dibujos que nos acercan a universos legendarios.

Este libro incluye seis cuentos – “El enigma del barquero”, “La trampa de las ovejas”, “Chipas”, “El brujo de los tubitos”, “Leyenda de las margaritas” y “Cuento en la arena.” Elegí para reseñar acá los tres cuentos que más me gustaron.

“El enigma del barquero”, relato que abre este volumen de cuentos, incorpora en la diégesis diversos géneros como, por ejemplo, un epígrafe de una canción de Ángel Magaldi, el enigma que da nombre al cuento y una historia donde la intertextualidad teje redes de sentidos posibles que se abren hacia distintos caminos posibles. El protagonista es un niño que trabaja en el río, es barquero y cruza el río varias veces al día llevando gente. Es un niño que vive hacinado en una casa y que, a pesar del cansancio del trabajo y los bostezos que lo llaman al sueño, piensa y repiensa cómo resolver el enigma que le dijo un turista. El enigma, entonces, es el disparador para contar una historia donde el niño se “zambulle en el río de la cama” e imagina resoluciones posibles que vamos leyendo a medida que avanzamos en el relato. Sueño y vigilia se van entramando para construir una historia donde el mundo del niño barquero se entreteje con el mundo de la literatura, una manzana envenenada y un lobo feroz, con las sensaciones de un niño que busca las maneras para resolver un enigma que lo lleva a descubrir relaciones impensadas entre su realidad y la ficción.

El otro cuento que me gustó mucho es “El brujo de los tubitos” donde un niño descubre a un otro y a la vez es descubierto por otro. Un relato donde la diferencia y la alteridad y las percepciones que los otros tienen de uno permiten la construcción de una historia de amistad y reconocimiento. Como en el relato anterior, el niño protagonista de este relato, el Negro, trabaja arriando ovejas en un lugar donde también los turistas están presentes. La llegada de un “hombre con barba” “moreno y joven” que estaba solo en la “casa de cal” despierta su curiosidad, por eso “lo espiaba.” Como las costumbres del hombre eran diferentes a la gente de la ciudad que el Negro conocía, el niño empezó a pensar que se trataba de un brujo. Además, “el barbita tenía estantes en las paredes, llenos de unos tubitos con dibujos de flores y animales.” Para el Negro, el Barbita era raro, diferente. A pesar de las diferencias, estos dos personajes van a construir una relación a partir del acercamiento que el Barbita le propone a partir de mostrarle lo que se oculta en esos tubitos raros que despiertan el interés del Negro.

Por último, me gustaría comentar el último cuento que se titula “Cuento de arena”, versión libre de un tema oriental, según aclara Devetach, donde también el protagonista es un niño, en este caso, pobre que “se las arreglaba con algunas limosnas y raterías que realizaba para poder comer.” El niño concurría al mercado a escuchar a un narrador de cuentos y después de un tiempo se transformó él también en un narrador de cuentos. “Aprendió a leer y escribir, en un país en el que casi ningún muchacho como él podía escribir”, en el suelo y comprendió que “los cuentos reposaban en la arena con forma de palabras.” La escritura, entonces, aparece en el relato como una práctica artesanal que permite trasladarse a otros mundos y presentar universos ficcionales donde es posible escapar de la dura realidad que le toca vivir al niño. Además, la literatura es una forma de salvarse y reinventarse a pesar de todo.

Niños pobres, trabajadores, hambrientos; figuras de infancia que recorren los relatos incluidos en este volumen de cuentos muestran otra cara posible de la literatura para niños. Y, a su vez, la literatura, la ficción, la invención y la imaginación se presentan como salidas posibles a situaciones de exclusión y desigualdad. Toda una apuesta.

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